ue el pasado martes, en el Paseo de la Castellana. Nunca había visto algo semejante. Tres decenas de periodistas se encontraban a apostados frente a un cartel con publicidad de un coche de lujo. De repente, a diez por hora, aparecen Feliciano López y Bar Rafaeli. Él ex de María José Suárez se baja del vehículo. Pone cara de terror, posa dos segundos y huye, con un vestido ceñidísimo que resaltaba sus curvas de diosa, atiende a los reporteros sin mencionar a Leonardo di Caprio, se sube en el coche con Feliciano y se mete en el hotel Villamagna, presuntamente para asistir a una cena privada en su suite. Aún me duelen los 24 euros sin IVA incluído que me gasté para poder cotillear dentro del hotel para ver la cara de estreñido de Feliciano en el Lobby. ¿Por qué se queja del acoso de la prensa? El niño de María José ha venido con una hogaza de pan debajo del brazo. Antes sólo lo contrataban para algún evento de pascuas a ramos, y ahora no para. Ironías de la vida, a menos de doscientos metros, en el edificio de Intereconomía, se encontraba Cristiano Ronaldo concediendo una entrevista gratuíta a Josep Pedrerol para su programa de deportes. El futbolista merengue ha sido relacionado con María José por la prensa lusa. Cristiano Ronaldo llevaba unos ajustados pantalones azul eléctrico y medio kilo de gomina en cada cresta de gallito de su peculiar peinado. Al natural parece un muchacho tímido y muy educado.
