Esta mañana he colgado en una red social una pregunta: ¿Porqué Roman Polansky tiene una serie en una plataforma de streaming más blanqueado que la dentadura de Miley Cyrus y nadie salvo Susan Sarandon se ha atrevido a hablar de Woody Allen, presunto pedófilo según miembros de su propia familia? A Spacey le han absuelto de los nueve delitos sexuales de los que se le acusaba. Y ha llorado al conocer la sentencia.
Que era gay lo sabíamos mucha gente antes de que se viera obligado a salir del armario. En los noventa circulaban fotos que nadie compraba por las redacciones en las que se le veía dándose arrumacos bajo la letras del letrero de Hollywood con un amante que era mayor de edad y del que, claramente no estaba abusando. Eso no se podía publicar pero no por respeto a él, sino porque en las revistas del corazón entonces estaba mal visto hablar de temas gays, no era decente. Lo que es indecente es lo que han hecho con uno de los mejores actores de este siglo, ahorcado en público antes de que hubiera un veredicto. Y aquí os dejo un vídeo que grabó hace cuatro años, en el que pedía a Robin Wright, entre otros, que cada vez me cae más gorda, que le dejaran ser Frank, el protagonista de House of Cards. Como comenta uno de sus admiradores, fue uno de los monólogos mejores de su vida.
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