Las relaciones no se rompen solo porque uno quiera tener hijos y otros no. Almudena Cid ha pasado catorce años de su vida con Christian Gálvez, y no sol, y aunque ha emprendido una campaña muy cura contra su ex, no cuenta toda la verdad.
Podría haber hablado con mayor profundidad tanto en su libro como en el podcast que ha compartido con Alex Fidalgo de los tremendos problemas tanto físicos como psicológicos que acarrea la competición a alto nivel en uno de los deportes más lesivos que existen y que más repercusiones tienen a largo y corto plazo. No son ni una ni dos las atletas a las que se les ha cortado de forma médica el periodo para que coincidieran con una fecha de competición. O incluso, para que no cambiaran el cuerpo, porque el peso ha de guardar una relación especial con la musculatura, se les ha retrasado la llegada de la primera regla. Esto se hacía especialmente en países del este, lo cual tenía serias repercusiones sobre la fertilidad o el miedo a los cambios en el propio cuerpo que provoca un embarazo. Sí ha hablado de que la Federación la obligó a competir con ciática, y otras situaciones traumáticas.
Hay algunas mujeres, como una gran actriz muy atractiva a la que solo le han dejado de preguntar cuando iba a tener niños cuando ya ronda la menopausia, que a veces no es que no se quiere, es que no se puede, o los niños no llegan, y decía que no quería ser madre cuando estaba sometiéndose a todo tipo de tratamientos.
Y hay otras, especialmente deportistas de élite, que de forma inconsciente incluso hacen todo lo posible para no tenerlos. No todas, muchas han resistido la presión y sus consecuencias y se han permitido llevar una vida normal.
Fidalgo, que es un entrevistador buenísimo, la describe como ingenua y bondadosa. No lo es tanto, en un momento de la entrevista en el minuto 1.28, habla de lo que fue su traumática ruptura. Quizás debería haber pasado página, si tenemos en cuenta de que ha conocido una persona, un ex futbolista, que está ilusionado con ella y que ha pasado a un segundo plano tras conocerse la noticia de que Christian estaba casado desde hace casi un año con Patricia Pardo y que iba a tener un hijo con él.
Christian Gálvez es una persona excelente, afirman todos los que le conocen, y demostró una impaciencia infinita durante una larga etapa de su vida, pero ahora ha quedado como el verdugo, pero las historias no son tan simples. Ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos. O no hay nadie malo. El amor se rompe y cada uno sigue su camino. Y ella es una mujer muy inteligente, como se demuestra en la entrevista, y debería comprenderlo y aceptarlo.
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