No sé qué me pasa con las fotos antiguas, especialmente aquellas obtenidas a finales del siglo XIX o en las tres primeras décadas del siglo XX, pero el virado a sepia y el olor del papel seco me han hecho siempre sentir más viva, como si al curiosear en la existencia de aquellos que disfrutaron de la vida en otro tiempo intercambiara con ellos energías y nos vampirizaramos mutuamente.
De pequeña me pasaba las tardes mirando en un visor estereoscópico con sus correspondientes cristalitos que al ser observados a través de la cajita me hacían resucitar a varias familias parisinas de la alta sociedad que se casaban, hacían viajes de novios, celebraban comidas campestres y mandaban a sus hijos al Ejército. Lo compró mi padre en El Rastro, y aún lo conservo. En mi casa tengo muchos cachivaches retro que algunos cotillean, pero suelo valorar especialmente a las pocas personas que quieren echar un vistazo a los prismáticos mágicos. Es tal mi obsesión que en el Museo D’Orsay en París a la mayor parte de los impresionistas por echarle más de dos horas a las fotos antiguas que se exhibían en una exposición itinerante en la planta baja.
Os invito a que os inicieis en el fetichismo retro. Y qué mejor manera que acudir a la exposición comisariada por David Trullo, que más que exposición es una instalación, pero de la de las buenas, hecha por un comisario que es a la vez un gran artista visual. Es una iniciativa de PhotoEspaña y tiene lugar en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid, en la calle de Montalbán 12, y podréis verla hasta septiembre.
El punto de partida son unas fotos encontradas en un viejo baúl depositado no se sabe donde, y que pertenecía, según me ha explicado David, al Ministerio de Hacienda. Fue traspasado, como se hace en estos casos cuando se reparte su contenido y contiene objetos artísticos a un Museo adecuado. Y se pensó en el de Artes Decorativas porque “había dos mantones de manila y diversos objetos de tocador, los mantones se los ponían indistintamente los dos protagonistas de esta exposición a los que llamaremos Paco y Paca. Conozco sus nombres pero no se pueden decir. Es una pareja que se casa en el año 1922, y cuyo rastro se pierde en 1935. Lo que hace suponer que o bien marcharon a América o perecieron en La Guerra Civil”.
Él era de clase media alta y ella de una extracción social más humilde, pero vivían muy bien y se divertían practicando el sexo de una forma muy creativa. Interercambian roles, él se traviste de mujer, ella le sigue la corriente, y el resultado son una serie de fotos que podrían denominarse porno pero que, por la forma en que han sido expuestas rodeadas de maravillosos objetos de los años veinte y treinta, y con otras fotos de las denominadas “galantes”, transmiten, pese a su contenido, o tal vez por la forma y el cariño con el que han sido presentadas, una elegancia exquisita. Un ligero velo de papel de seda cubre “el meollo” de todas las cuestiones como un visillo, pero David no lo ha hecho por respeto a la intimidad, sino como una forma de protesta ante lo que ocurre en Internet, donde “hasta los pezones se censuran”. Aquí, los tesoritos ocultos de sus protagonistas también son veladamente censurados, pero con más estilo.
Y es que David es un tipo con clase. En la invitación se nos requería Dress Code de los años veinte y treinta, y él sin lugar a dudas dio el golpe con un traje de silueta en forma de A invertida, con una de aquellas chalecas tan masculinas que lucían los hombres en los tiempos del Gran Gatsby, con pantalones muy por encima de la cintura que caían rectos como columnas y anchos bolsillos que servían para engrandecer la figura y elevar la mirada hacia esos trajes cortados para hacer lucir el pecho y los hombros de forma poderosa y viril.
A mí me faltó valor para ponerme una peluquita con pluma que me compré en los chinos, pero me encasqueté un collar de azabache de aquellos años rigurosamente auténtico. Lo pasamos tan bien que bajo su dirección hasta cantamos antes de la inauguración “La chica del 17 de la Plazuela del Tribulete”, que por cierto era una de las canciones favoritas de mi abuela. Hubo alguna que otra invitada que dio el golpe también con ropa original de la época, como la señora que está a la derecha, una de las invitadas de honor, absolutamente divina.
A la izquierda de los cuatro que aparecen en la foto está David y su maravilloso traje cruzado; a su lado, vestida de negro con Merceditas años 20, Sofía Rodríguez Bernis, la directora del Museo Nacional de Artes Decorativas, y al lado de la divina musa de los años XX la subdirectora General de Museos Nacionales, Mercedes Roldán Sánchez.
Un espejo mágico, unos anuncios delirantes y lo que dan de sí unos mantones de Manila alfombrados, como en el cuplé de ‘La Lola'” sabe usted las cosas que me habrá tapao y aún me ha de tapar…”
La exposición tiene miga y magia, como el espejo gigantesco que adorna las escaleras. Cuidado y no os distraigáis ensimismándoos contemplándoos en él. Os veréis muy guapos y guapas, y reflexionaréis sobre los centenares de personas que se han mirado en él, pero la pagaréis cara vuestra vanidad. Yo me caí rodando por las escaleras, y aunque no me hice nada me di un buen susto. Yo creo que el Palacio donde está el Museo erigido por la duquesa de Santoña, tiene algún fantasmita juguetón.
Quienes eran juguetones, ya lo hemos dicho, eran Paco y Paca. No todas las fotos de Kamasutra años veinte con mantones de Manila son de ellos, ni tampoco los objetos. David Trullo ha pretendido abrir una cápsula del tiempo inadvertida y ponerla en contexto ” con las piezas del museo y de otras colecciones para entrever los límites de la intimidad llevando al espectador a sobrepasarlos”, pero sin darlo todo por seguro.
Hay unos maravillosos anuncios de fotos íntimas o galantes pegados como calcomanías en los muros, están las fotos de Paco y Paca el día de su boda, inmortalizados por Kaulak, y todo lo que hay allí nos retrotrae a unos tiempos en los que se vivía una con una libertad inusitada. Todo está inventado. La Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial cortaron por lo sano dos décadas muy especiales,” la memoria de una época que tenemos un poco perdida”, como reflexiona Trullo, donde nuestros abuelos “eran incluso mucho más modernos que nosotros”.
Como las colecciones de fotos, siempre fragmentadas, evocan la memoria de una época que quiso ser borrada de cuajo en muchos lugares como Berlín o Madrid, y que resucita ante nuestros ojos. David se da por contento con que la gente al volver a sus casas investigue en los viejos álbumes familiares y reflexiones sobre los archivos de sus antepasados, y piense qué somos , qué conservamos, qué desechamos y que escondemos, como construimos e inventamos nuestra propia historia y cómo queremos que nos recuerden, y también qué dejamos a los que no suceden. Paco y Paca se hacían sus propias fotos con disparador automático y tengo la sensación de que no les ha importado pasar a la posteridad de la mano de David y del Museo.
David, que ha realizado una labor casi detectivesca con Paco y Paca, y guarda muchos de sus secretos para sí, los considera ya casi como de su familia. Yo confieso que iré a verlos de nuevo, porque lo maravilloso de esta instalación, como las buenas obras de arte, es que tiene muchas formas de ser vista, interpretada, mirada y recordada.
AVISO
No recomendada para menores de 18 años. Incluye imágenes explícitas y desnudos. Y cuidado con el embelesamiento en el espejo antiguo que te quita cien años de encima al mirarte en él. El suelo no es tan blando como la cama que se expone en la instalación. Para visitas guiadas con el comisario podéis apuntaros aquí. https://www.cultura.gob.es/mnartesdecorativas/actividades/visitas-guiadas.htmlis, apuntaos aquí,
Aquí os dejo el famoso cuplé de la chica del 17. Otro día hablaremos de las películas porno que producía Alfonso XIII, yo tengo una teoría de por qué resultan aún hoy en día tan morbosillas, David disiente, pero eso da para otro post,. Hablo de ellas también en mi libro Los Borbones y el Sexo, de Felipe V a Felipe VI.
mayo 7, 2024
Vaya, vaya con Hacienda
mayo 7, 2024
Me ha encantado en artículo! Ganas de ir a ver la Expo y ver en a Paco y Paca
mayo 7, 2024
Muy interesante la propuesta, me ha encantado el tema del que has escrito. Me gusta incluso más que cuando escribes de corazón o de Letizia.