El blog de Marta Cibelina

Estoy enganchada como un piojo de multinacional farmacéutica a la serie Escobar, el Patrón del Mal, una producción colombiana que como su propio nombre indica , narra la vida y milagros del narcotraficante de Medellín ya fallecido Pablo Escobar, el hombre que, no sin razón, se describía a si mismo como el más importante del mundo por detrás de El Papa. Pues hete aquí que en la serie aparece esta escena, donde a alguien que se parece a El Puma, le llaman el Pantera y le dan una paliza por gustarle  supuestamente demasiado como cantaba en directo a la mujer del narco: María Victoria Henao, a quien en la serie, por aquello de las demandas, porque aún vive, llaman Patico o Patricia. Las argucias utilizadas de esta serie por los guionistas para evitar querellas son sencillamente geniales. Y me diréis qué tiene que ver esto con Mariló Montero, que ahora vuelve a la televisión, porque es lógico, porque Teresa Viejo no tiene su carisma y porque parece haberse puesto de moda criticarla cuando ya os dije que en el fondo ha demostrado ser una sabia como Plotino.

Anda el nombre de Mariló en las noticias  enfangado por quejas sindicales (la acusan de querer recurrir a personal externo para hacer el programa). Espacios  externalizados hay muchos y no creo que Mariló haya pedido que despidan a nadie. Y ahora me acuerdo de que no hubo ninguna protesta ni sindical ni extrasindical cuando ocurrió  una historia vieja, vieja, vieja, que conocimos muchos de los que pululábamos por RTVE y que nunca se hizo pública para indignación de muchos.

A altas horas de la madrugada una presentadora rubia que entonces era mucho más joven, hacía chiqui chiqui con un apuesto guarda jurado en una silla giratoria. Las cámaras grabaron las imágenes, y el guardia fue despedido fulminantemente sin que a ella le ocurriera nada. Tamaña injusticia y clasismo indignó a muchos. ¿No estaban los dos trabajando igual? Ella siguió su camino y él se quedó en el paro. Como Sabina en la canción  juré vengar su memoria, y aquí tenéis esta columna sin nombres, aunque a la rubia podía haberla llamado también la pantera, como hicieron con el actor que se parecía al Puma. Y este cuento se acabó y remato con aquello de Y RECUERDEN, TODO LO QUE HAN VISTO, HA SIDO PRODUCTO DE SU IMAGINACION, NO LE DEN MAS VUELTAS, NO TIENE SENTIDO, como diría Anthony Blake.  y si la madre de Pablo Escobar le bendecía al su hijito y le decía “Líbremelo Santo Niño Jesús de Atocha “ de todo mal,  yo le pido que me libre de querellas. Y lo más productivo de esta columna espero que sea para ustedes el conocimiento de esta serie. Yo estoy enganchadísima, como la informadora al taburete y a su copiloto.