1 comentario
  • miralarima
    enero 5, 2010

    A estas alturas no sé
    que es lo que menos entiendo
    de la pasión que Belén,
    esa gran dama del pueblo,
    despierta allí donde esté
    con sus gritos y sus gestos.

    Ha conseguido que España
    siga su vida de cerca
    haciendo crecer su fama
    al tiempo que ella pasea
    por donde le viene en gana
    cual si fuera una princesa.
    Y ahora se cambia la cara
    y haciendo buen uso de ella,
    rellenará su cartera
    enseñando sus entrañas,
    con exclusivas certeras,
    visitando los programas
    con su sin par verborrea,
    y hablando si le hace falta
    hasta del pollo y de Andrea.

    Y ojo que a mí me parece,
    que la pobre de la Esteban
    en el fondo es buena gente,
    de quien muchos se aprovechan,
    que siempre afronta de frente
    los numerosos problemas
    que ya le acompañan siempre
    como si fuera su seña…

    Lo más duro de este asunto
    es ver como poco a poco
    su gesto se ha vuelto duro,
    las ojeras en sus ojos,
    esa delgadez extrema,
    un perfil que se le ha roto…
    y una expresión algo enferma.

    Y ese cambio ha provocado
    que su cara redondeada
    con la que saltó al tablado,
    se haya vuelto demacrada
    en un cambio muy sonado
    que ha llegado a nuestras casas
    directo, televisado.

    Ahora con la operación
    pudimos pensar algunos
    que tenía la intención
    de volver a lo que hubo.
    Mas la foto que ha salido
    disipó nuestra esperanza
    porque el cambio de ahora ha sido
    buscando esa misma cara,
    buscando ese rostro mismo
    que ya tienen otras tantas
    tras haberse intervenido.

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